El nuevo museo Oteiza-Ciriza se plantea como un edificio que alberga un contenido plástico artístico con el que no puede, no debe, entrar en competición formal ni estética. Para ello, mantiene la volumetría existente y la simplifica creando una nueva envolvente unitaria sin elementos de escala menor, lo que propicia la transformación del volumen en una forma pura y simbólica. Una realidad construida ausente de referencias habituales de escala en huecos o elementos constructivos evidentes al exterior.
Se produce una conceptualización del edificio para resaltar con su escala y sencillez volumétrica un carácter monumental propio de un museo. El cambio de escala en la percepción del edificio y la posición encaramada en la ladera permite su fácil identificación y percepción como icono en el paisaje y calles circundantes.
El Museum Oteiza-Ciriza se plantea como un dialogo entre ambos artistas y entre sus obras y trayectoria, desde el papel que el arte debe tener como función social educadora.
La distribución y organización interior de espacios expositivos se diseña de manera que permita una mayor flexibilidad organizativa. La disposición de los distintitos niveles y vacíos interiores, así como las aberturas al exterior, fomentan esas posibilidades de miradas, relaciones o tensiones entre los distintos contenidos expuestos y la naturaleza.
Se ha diseñado un proyecto arquitectónico que, sin ser genérico ni ambiguo, sea capaz de desarrollar un adecuado marco a las obras expuestas y sus características. Todo ello se produce de forma intensiva en el espacio del museo que propicia estos diálogos desde su centralidad.